Encontró a la muchacha tirada en las escaleras de la entrada a su casa.
Su aspecto era el de una vagabunda,sucia, el pelo enmarañado, sus ropas desgarradas, 
jamas le hubiera prestado atencion de no ser por el detalle que vio entre sus manos...
Un medallon con una rosa, reconocible para cualquiera y mas para alguien estudioso como el.

Se acerco a la joven, la levanto entre sus brazos y la llevo a casa.

- Descansa ahora, habrá tiempo de que me cuentes como has llegado hasta aqui

Dejo que la joven durmiera en una cama, necesitaba un buen baño, su olor no era precisamente
el que solía acompañarla pero mas necesitaba recomponerse de lo que quisiera
 que le hubiera pasado.

Cuando desperto, desconcertada al principio no sabia donde se encontraba,
termino reconociendo aquel lugar, sabia donde estaba y que estaba a salvo.

Al verse en el espejo una mueca de asco se dibujo en sus labios

- Necesito una ducha...

Entro al baño buscando una bata q ponerse despues para no tener que usar esa ropa 
sucia y andrajosa de nuevo y no pudo evitar sonreir al ver un vestido negro 
colgado al lado de la ducha.Estaba claro que la conocian bien.

Cuando bajo las escaleras hacia el salon ya escuchaba las voces de aquella familia.Se oian risas,
el valbuceo de palabras que no llegaba aun a entender al mezlcarse con la musica.
Aquel sonido que la transportaba a otro lugar, a su casa, a lo que ella una vez llamo hogar.

Se detuvo al llegar al arco que habia en la entrada del salon. 
Observando uno por uno los rostros de las personas que alli se encontraban, 
reconocia a casi todos. Y por fin vio a Khareem y Serene, se acerco a ellos 
con una ligera sonrisa en los labios, feliz de saber que estaba por fin donde debia.

-Sientate, come, lo necesitas y asi mientras nos puedes contar como llegaste aqui asi.

Le dijo Serene ofreciendole una silla con un gesto elegante como la caracterizaba siempre.

Tomó aire y les conto todo lo que habia sucedido.

Una noche tras volver de cazeria,se entero que el princep de su casa habia pactado 
para traicionar a la camarilla. Nadie mas queria eso, sabian que seria su muerte o vivir 
perseguido por cualquiera que los pudiera reconocer.

Pero que podían hacer? Como oponerse a las ordenes de su princep? Como siendo alguien tan leal
a su familia, a su casa, a su clan,podria traicionarlos?
Tras años de vivir en las sombras, escondiendose de todo y de todos.
Lejos de aquella vida que habian llevado de fiestas, glamour, musica, arte, 
paseos interminables a la luz de la luna por el lago que rodeaba su castillo. Nada de
todo eso quedaba ya.

Hasta que un dia escucho como su princep pretendia entregarlos a cambio de poder tener el
una vida mejor. Despues de haberle seguido fielmente en todo momento, el pretendia dejarlos.
Pero la ira, la rabia y el dolor se apoderaron de ella... Sabia que no tendria nada que hacer
contra el, pero en ese estado su razon no era precisamente lo que escuchaba. 
El estaba de espaldas a la puerta y no la habia oido entrar, era ahora o nunca.
Asique se avalanzo sobre el intentando clavar sus dientes en la yugular y una daga en su pecho.
Le hundio la daga en el pecho, una y otra vez, mientras subida a su espalda no soltaba
su cuello como si fuera un perro de presa. Era tan grande la traicion que sentia que su rabia
la dominaba. 

La suerte de ella era que el tambien estaba mucho mas debil, esperaba que le llevaran siempre 
las presas por no salir para que nadie lo reconociera o lo delatara. Y los ultimos dias habian
sido de mucho frio y apenas habian podido alimentarse. Logró hacerlo caer al suelo mientras
seguia clavando su daga una y otra vez. Alguien grito y escucho ruidos y golpes asique salio
corriendo presa del panico al darse cuenta del acto que habia cometido, matar a su princep...

Ella sabia que era justificado, pero lo entenderian los demas? Asique solo le quedo correr y 
huir de aquel lugar. No miro atras, solo corrio sin saber hacia donde iba. 

- Y aqui llegue. Para intentar devolver el honor a mi casa, a mi familia...